La cosa empezó ya en el pleistoceno, cuando muchos cavernícolas degenerados vieron que su pirindolo no se empirondoleaba y se corrompían en grado sumo porque siendo hombres, el manubrio tenia que funcionar por cojones, valga la redundancia. Entonces empezaron hacer mandolas misitcas y cosas de fe para que el tema se levantara, pero nada. Entonces recurrieron a las hierbas y las cosas, pero eran un poco paqueteros. Mención de honor merece el hermano boticario de El nombre de la Rosa, que nos recordó que las cebollas cortadas y hervidas, prolongan la erección, en hombres que no hayan contraído los votos claro esta
1 comentario:
Hola murrig, muy bueno el de la biagra, jajajajja bueno, en fin yo creo que con el tiempo abra que tomarla jajajaja, un saludo de un colega.
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